No es solo agua

Por José Luis Moya para Golf Circus Magazine Ed. 48

Las sequías son fenómenos cíclicos, que posiblemente con el que parece evidente cambio climático, tenderán a incrementar su frecuencia e intensidad. De las que yo recuerdo, España ha sufrido sequías a mediados de los 90 y en 2017. Ambas han venido acompañadas de críticas en prensa al golf por su elevado consumo de agua.

El golf, como cualquier otra actividad que la mayoría de la población considere elitista, es blanco fácil de populismos y quienes buscan en la provocación el éxito de sus publicaciones. Sin ir más lejos, en un ejemplo que difícilmente se podría expresar de forma más caprichosa, el 29 de agosto de 2022, el diario Público titulaba: “Los 109 campos de golf de Andalucía consumen el agua equivalente a más de un millón de personas en plena sequía

Esa noticia, publicada también en su cuenta de twitter produce diversos hilos muy reveladores sobre la imagen que seguimos teniendo entre la población. La diferencia ahora, no menor a mi modesto entender, es que hoy se amplifican sobremanera por la idiosincrasia de las redes sociales y lo sencillo que resulta la provocación y los maximalismos para conseguir likes. Intentar rebatir estas publicaciones solo producirá una batería de ofendidos que se multiplicarán como las malas hierbas.

La verdad es que no deberíamos ocultar que a veces falta transparencia e información sobre el uso de los tipos de agua que se utilizan y por qué, algo que permitiría rebatir con criterio en casos como este. Sin perjuicio de más de una vergüenza, que seguro tenemos, habría que contar más sobre las carencias a veces, o total ausencia otras, del agua reciclada. Sobre la pésima calidad o salinidad de la misma y sus casi nulos usos alternativos de no ser por el golf. El futuro a largo plazo de nuestro sector puede depender de esto.

A mi entender es la administración la máxima responsable de que, en un país líder en turismo, no lo seamos también en el tratamiento de aguas como forma de ofrecer calidad y sostenibilidad turística. Debería avergonzarnos las sanciones recibidas de la UE por no tratar suficientemente aguas fecales en muchas poblaciones.

Y todo esto sucede también, y creo que sigue siendo uno de los grandes problemas de nuestro sector, por nuestra pésima imagen dentro de España. Casi treinta años llevo escuchando el argumento del “deporte de ricos” en un sector que genera tantos ingresos y empleos. Admitamos que esto solo puede denotar ineficacia en la comunicación del sector hacia la sociedad. Más allá de algún éxito de nuestros grandes jugadores en medios generalistas, nuestro deporte sigue siendo un desconocido. De nuestros políticos que juegan al golf, la mayoría se cuida bien de que no se sepa. Es indiscutible que jugar al golf sigue estando mal visto entre la mayoría de la población española y eso es muy triste. Pocos deportes, solo por practicarlos, te etiquetan como el nuestro.

Esto, que es muy grave en momentos de crisis y sequía como los actuales, no parece preocuparnos. Tampoco la influencia que todo esto tiene en hacer crecer la base de jugadores nacionales y que supuso en algunos casos la supervivencia de muchos campos en tiempos de confinamiento. ¡Qué gran palanca para hacer crecer el golf en España, sería mejorar su imagen! El día que veamos bolsas de golf en los autobuses o trenes como en Reino Unido, o en bicicletas como en Suecia o Noruega, estaremos en el buen camino.

La imagen un tanto rancia que sigue acompañando los actos y acciones de muchas federaciones de golf, lejos de ayudar a popularizar nuestro deporte, sirven para reafirmarla. La ausencia de informes técnicos fiables y auditorías sólidas sobre el sector, tampoco permite rebatir con eficacia muchos de los argumentos con los que se nos ataca y que deberían contrarrestarse con datos objetivos y fiables.

Pero tampoco en el sector privado hacemos demasiado al respecto. No hemos sido capaces de aunar, tampoco para esto, esfuerzos o criterios de comunicación.

Creo que igual, la responsabilidad corresponde un poco a todos los que practicamos golf o tenemos intereses en el mismo, cuando lo ocultamos en según qué foros, por miedo a ser también etiquetados de pijos o ricos.